La renovación urbana del Caño de Juan Angola
Por Agustín Leal Jerez *
La recuperación ambiental del Caño de Juan Angola y su inserción a la oferta turística de la ciudad no da espera. Creemos que, conjuntamente con el Plan Maestro de Drenajes Pluviales y el Mejoramiento Integral de los barrios adyacentes a la Ciénaga de la Virgen, constituye uno de los proyectos más determinantes para cambiar la imagen de la ciudad y contribuir a la reducción de la pobreza multidimensional.
Pero, ojo: cuando hablamos de renovación urbana, en la modalidad de redesarrollo y reactivación, como se pretende en la propuesta urbanística de la actual Administración distrital, ya conocida, en donde lo que se busca en la primera modalidad es reubicar asentamientos humanos; y en la segunda, una mayor edificabilidad, tenemos que abordar la crítica del proyecto desde la perspectiva de que toda renovación urbana lleva en su seno un proceso de gentrificación. Esto es así en todas partes del mundo. Por ello, para que se pueda implementar un proyecto de este tipo y envergadura, se debe contar con una reglamentación exhaustiva de este tratamiento, debidamente concertada con toda la ciudadanía, especialmente, la comunidad objeto del proyecto.
El tratamiento de renovación urbana, tal como lo ha estipulado el Plan de Ordenamiento Territorial -POT: «Áreas urbanas que conforman los bordes de la ciudad hacía el mar Caribe, la Bahía de Cartagena y cuerpos de agua interiores, de acuerdo con lo señalado en el plano oficial de tratamientos«, presenta serios inconvenientes frente al problema de la tenencia de la tierra. La mayoría de estos barrios y asentamientos no tiene títulos de propiedad y la capacidad económica de sus habitantes los priva de hacerse parte de un instrumento de esta naturaleza. La renovación urbana está diseñada, sin decirnos mentiras, para lidiar con propietarios e inversionistas, por lo que la mayoría de los habitantes del área de intervención del plan parcial terminarían siendo despojados de su hábitat y extrañados de todas las políticas públicas, como ha sido la modalidad usada en esta ciudad hasta la fecha.
A todo lo dicho se le agrega que el tratamiento urbanístico de renovación urbana no ha sido objeto de reglamentación alguna por parte del Distrito de Cartagena, en ninguna de sus tres modalidades, a saber: redesarrollo, reactivación y revitalización.
Por esta razón, el Banco Interamericano de Desarrollo -BID, en su informe de consultoría ‘Proyecto Piloto de Intervención para la Protección del Ecosistema de Manglar a partir de la Gestión de Residuos Sólidos y el Ordenamiento urbano. Estudio de Caso: Ciénaga de la Virgen de Cartagena, Colombia’ – de agosto 2020, ha recomendado que se cambie el tratamiento de renovación urbana propuesto por el POT para los bordes de los cuerpos de agua interiores, caños y canales, por el de Mejoramiento Integral.
Ante este panorama, no entendemos las razones por las cuales la Administración distrital insiste en los planes de renovación urbana del borde de la Ciénaga de la Virgen, del Caño de Juan Angola y del barrio Torices. Si toda esta parafernalia es para legitimar la redensificacion de la ciudad y sus frentes de agua, vamos por mal camino. Para la muestra, un botón.
Se comenta que se insiste en el plan parcial ‘Torices 41/45’, que pretende la renovación urbana en las modalidades de: redesarrollo (reubicación) de un sector del Caño de Juan Angola y reactivación, para que unos aventajados inversionistas puedan hacer unos cuantos rascacielos.
Este esperpento, que se ha formulado sin que existan en el Distrito determinantes urbanísticas para acometer un instrumento de planeación de este tipo, como ya se ha explicado antes, lo recomendamos para su estudio a todos los urbanistas de la ciudad y a estudiantes de arquitectura para trabajo de tesis. Se pretenden reglamentar tres manzanas del barrio Torices, las 226, 230 y 231 del sector 02, divididas en 8 unidades de actuación urbanística -UAU, como se aprecia en el presente gráfico:
Los planes parciales están estatuidos es para reglamentar grandes porciones de ciudad. Los barrios se reglamentan, como lo dispone el POT, a través de fichas urbanísticas. Y los planes de renovación son grandes operaciones urbanas de una complejidad mayúscula, que requieren de un componente social muy bien estructurado y de un sistema de reparto de cargas y beneficios milimétricamente elaborado.
La población destinataria de estos instrumentos, en la práctica, no tiene la más mínima posibilidad de hacerse partícipes del proyecto. Si esta es la renovación urbana que se busca con la recuperación urbanística y ambiental del Caño de Juan Angola, desde esta tribuna la combatiremos. A los líderes y lideresas sociales, y a la comunidad en general: ojo, mucho ojo.