El asno de Buridán

Por Agustín Leal Jerez *

Cuenta la paradoja escolástica, en una de sus versiones, que un asno murió de hambre en medio de dos parvas de heno, porque no fue de capaz de elegir por cual comenzar. El administrador público se enfrenta todos los días a este dilema. La priorización del gasto público y el establecimiento de una ruta crítica en las tareas del gobierno es un asunto sumamente técnico y complejo, pero ello, en últimas, es lo que mide el talante de cualquier gobernante y su equipo. 

Aclarado en gran medida el hecho de que el Distrito de Cartagena no se encuentra en bancarrota, por los informes que la Secretaría de Hacienda Distrital ha presentado al Concejo, y que los efectos negativos de la pandemia del Covid-19 no ha tenido un resultado calamitoso sobre las finanzas distritales, le corresponde a la administración del alcalde Dau entrar sin más excusas y pérdida de tiempo a resolver los problemas más urgentes de la ciudad.

Muy pocas veces en la historia de Cartagena se ha contado con recursos suficientes y a la mano del gobernante, para apalancar los bienes y servicios que el Distrito y su comunidad demandan.  

A 31 de diciembre de 2020 se contaba, de acuerdo con el Acta de Cierre Fiscal y financiero de 2020, con los siguientes dineros:


Y en lo que va corrido del año, por concepto de Impuestos de Predial Unificado e Industria y Comercio, la suma de $281’016.428.795.

Es decir, que solo por estos conceptos hay en Tesorería $718’979.831.192, sin sumar las doceavas partes recibidas del Sistema General de Participaciones -SGP, sobretasa a la gasolina y estampillas años dorados. Sin especular, podríamos afirmar que la Administración distrital cuenta con más de un billón de pesos, a este mes de abril 2021, para solventar sus gastos de funcionamiento e inversión.

Esto en cuanto a dinero en efectivo, pero la fortuna es mayor, por la flexibilidad presupuestal que tienen y les permite adicionar a la presente vigencia, superávits fiscales de pasadas vigencias y de la vigencia 2020, por valor de $38’978.626.562, recursos de libre destinación, que pueden orientarse hacia donde la Administración distrital crea que es la prioridad del gasto. Además de $113’200’589.665 correspondientes a recursos de destinación específica, saldos sin ejecutar a 31 de diciembre de 2020. Muy pocas veces se descubre un filón aurífero de esta magnitud.

Por todo esto, no entendemos las razones por las cuales esta administración ha dejado llegar a Transcaribe al estado de postración actual, si cuenta no solo con recursos en caja sino con bastante maniobrabilidad fiscal y presupuestal, que le permite, inclusive, con base en las facultades otorgadas por los artículos 107 y 108 del Acuerdo 044 del 2020 (Presupuesto de la presente vigencia), suscribir un convenio de pago con los acreedores más inmediatos de Transcaribe, aquellos que pueden parar el sistema de trasporte masivo, con pagos periódicos que vayan hasta el 31 de diciembre del año 2023, para lo cual también podría variar recursos de destinación específica.

Esta administración, sin más dilaciones y pretextos, tiene que tomar decisiones trascendentales para que la ciudad vuelva a renacer. Los programas para la reactivación económica, y aquellos destinados a combatir la pobreza y desigualdad, no dan más espera. No se pude repetir lo del año pasado, cuando estos recursos, en plena vigencia del confinamiento estricto, quedaron sin ejecutar. No se puede volver a repetir que el Establecimiento Publico Ambiental -EPA – y la Oficina de Valorización, entidades que tienen que ver mucho con los canales y drenajes pluviales, vuelvan a generar superávits por falta de ejecución.

Creemos, y así lo hemos defendido desde esta tribuna, que la Secretaría de Infraestructura, por lo que se ha visto en el manejo de la licitación para el arreglo de la malla vial, está en buenas manos. Debe dársele toda libertad para que inunde con obras públicas la ciudad y, de esta forma, contribuir al movimiento de la economía local.

Con esta coyuntura económica y presupuestal que vive el Distrito, es hora de que la administración del alcalde Dau les de un tapabocas a todos sus detractores.

Abogado, especialista en Derecho Público con experiencia en Derecho Urbanístico, Ordenamiento Territorial, Contratación Estatal y Gerencia de la Defensoría Pública, entre otros temas.