Por Agustín Leal Jerez *
Con la expedición del Acuerdo Distrital 056 de 11 de mayo de 2021 se implementan en el Distrito de Cartagena las denominadas Zonas de Estacionamiento Regulado -ZER, comúnmente llamadas Zonas Azules. La medida, en una ciudad con serios problemas de movilidad como la nuestra, hay que tomarla con pinzas.
La ciudad carece de un plan de movilidad bien estructurado y adoptado, con el agravante de que Transcaribe se echó a rodar sin haber implementado antes el correspondiente macroproyecto del Sistema Integrado de Transporte Masivo -SITM, que es el instrumento vial y urbanístico diseñado por el Plan de Ordenamiento Territorial para absorber y mitigar los impactos generados por el sistema. A través de este instrumento de gestión es como es posible generar el espacio público residual, explotable económicamente, sin traumatismo para la movilidad.
Aunque todavía no se conoce su reglamentación, para lo cual el citado acuerdo estableció un término de 12 meses, son muchas las cosas que habría que prestablecer:
Aunque la Ley que estableció el Plan Nacional de Desarrollo 2018 – 2022, con miras a fortalecer los SITM, autorizó una contribución por el uso de parqueo de vehículos, dentro y fuera de las vías públicas, no es menos cierto que cuando este estacionamiento se ubica dentro de las vías públicas, es decir en el espacio público, este uso debe armonizarse con lo estipulado por la Constitución, la Ley y la jurisprudencia al respecto.
Pensar que, a través de este mecanismo, por ejemplo, se puede regular la situación de los parqueos en las vías públicas en algunos barrios de la ciudad, en donde sus residentes, por una disfunción del urbanismo, deben parquear casi que permanentemente en las vías públicas, es totalmente equivocado.
Cobrar una tarifa permanente, para que un usuario use la vía publica como su parqueadero privado, es totalmente ilegal, y vacía de contenido el espíritu de la norma. El Consejo de Estado, en Sala Plena, ha dejado establecido con claridad meridiana que de la única forma que un particular pueda ocupar un espacio público de forma permanente es a través de un contrato de concesión. Cualquier otro tipo de contrato celebrado con este fin encierra una causa ilícita (Consejo de Estado, Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, Consejero ponente: Oswaldo Giraldo López, Bogotá D.C., 14 de agosto de 2018, Radicación número: 05001-33-31-003-2009-00157-01 (AP) Su actor: Fredy Morales Suaza y otros. Demandado: Municipio de Támesis, Antioquia.
El estacionamiento de vehículos en las ZER, cuando se trata de una vía pública, no puede tener vocación de permanencia ni exclusividad, porque entonces devendría en un contrato de arrendamiento, figura proscrita para usufructuar el espacio público, como ya se ha comentado. Las ZER están concebidas para un parqueo, por horas, al usuario casual que lo requiera.
Todo esto, sin contar con los problemas de movilidad que esta alternativa ocasionaría en las vías públicas de la ciudad de Cartagena, que están muy lejos de la amplitud que ostentan las vías de otras ciudades del mundo, donde esta práctica es de usanza.
Por ello, en el programa La Ruta, donde fuimos invitados a exponer sobre la crítica situación financiera de Transcaribe y sus posibles soluciones, lejos de complicar más la movilidad de la ciudad con los estacionamientos en las vías públicas, propusimos que estas zonas se implementaran fuera de las vías públicas. A título de ejemplo, colocamos el espacio público existente en Chambacú, como la zona de concentración del parqueo de los usuarios del Centro Histórico, previa prohibición del estacionamiento de vehículos en sus vías publica, plazas y plazoletas.
El espacio público propuesto es de las siguientes dimensiones:
El área con achurado blanco y borde rojos, mide: 11.416.36 mts2 y la delimitada en líneas verdes: 31.092.98 mts2.
Esta zona, además de su gran tamaño, por estar frente a uno de los portales de Transcaribe, brinda la oportunidad de encadenarse con la operación del sistema, permitiendo que el usuario del estacionamiento, con la misma tarjeta de parqueo, pueda ser transportado al Centro Histórico de ida y vuelta.
A la ciudad le permitiría recuperar su Centro Histórico para la gente y mejorar ostensiblemente la movilidad. Y de ñapa, podríamos enmendar la barbaridad urbanística cometida al haber autorizado la operación del Centro Comercial La Serrezuela sin ningún tipo de parqueaderos; sin perder de vista el gran beneficio económico que este servicio proveería a las resquebrajadas finanzas de Transcaribe.