Primera parte, de una serie de cuadernos que buscan capacitar a lideres y lideresas de la sociedad civil, en participación ciudadana en la formulación, evaluación y seguimiento de las políticas publicas de ordenamiento territorial y urbanismo
INTRODUCCION
El
ordenamiento territorial, como garante y limitante de la función social y
ecológica de la propiedad, requiere en todas sus fases de producción, la
intervención de una sociedad civil, militante y comprometida, que cumpla a
cabalidad su función de intermediación entre las políticas públicas dictadas
desde arriba por los órganos del gobierno Central y local, y los gobernados o asociados
de un país o comunidad determinada.
Para ello se
requiere, en tratándose de temas de alguna complejidad técnica, que quienes
intervengan en las fases de diagnóstico, formulación, adopción, implementación,
seguimiento y evaluación de estas políticas, tengan un entrenamiento mínimo en
asuntos de ordenamiento territorial y urbanismo.
El uso de un
lenguaje técnico extravagante y la complejidad que se le ha imprimido a todo lo
relacionado con el ordenamiento territorial y el urbanismo, han dejado a la
sociedad civil por fuera de su producción, quedando el tema en unos pocos
privilegiados que, en clásico abuso de la tecnocracia, han convertido esta
política pública, en un vericueto inexpugnable, en donde los gobiernos y
operadores de esta rama del derecho, a través de este velo técnico hacen lo que
mejor satisfaga a sus intereses egoístas,
en menoscabo del interés colectivo.
Queremos
brindarle al ciudadano, al estudiante de las diversas disciplinas que tienen
que ver con el tema, a los líderes y lideresas sociales, una herramienta práctica
para la comprensión del ordenamiento territorial y el urbanismo, con un
lenguaje sencillo, poco técnico, que les permita, a través de la participación
ciudadana, empoderarse y constituirse en formulador, crítico y evaluador, de
las políticas públicas de ordenamiento territorial y del urbanismo, que afecten
su ciudad y comunidad.
1.
ORIGEN Y EVOLUCION DEL CONCEPTO
La ocupación
del territorio es la lucha misma por la existencia de la humanidad y la causa
primigenia de la desigualdad, económica, social y cultural de la raza humana.
El
territorio, el coto, en la sociedad cazadora-recolectora, era el fundamento mismo
de la subsistencia de esta sociedad. Las hordas primitivas que, estacionalmente,
ocupaban las tierras más fértiles y, por ende, las que más animales proveían
para la caza, eran las que más esperanza de vida tenían, mejor se reproducían y,
culturalmente, evolucionaron mucho más rápido, de aquellas que quedaron
confinadas a las tierras menos productivas.
El territorio
que por sus características productivas era visitado con más frecuencia por las
hordas primitivas, hizo que la periodicidad y ocupación repetitiva, diera
espacio para que el hombre se percatara de los ciclos reproductivos de las
plantas, pudiendo así, de esta forma, domesticar algunos cereales, encaminando a la humanidad,
hacia el sedentarismo.
Por ello, la
Media Luna de la Tierra Fértil, compuesta por los deltas de los ríos Nilo de la
vertiente Mediterránea, Tigris y Éufrates de la vertiente del Golfo Pérsico, es
la cuna de la civilización occidental. Ejemplo de estos hechos, nos lo dan las
civilizaciones sumerias y egipcias con sus prosperas ciudades estado.
Con el
origen de las ciudades estados, la lucha por el territorio, se divide en dos
frentes: el exterior, que está orientado a repeler pueblos invasores, sedientos
de bienes y servicios, para lo cual, estas ciudades tuvieron que adoptar una
división político administrativa que les sirviese para afrontar las olas de
poblaciones invasoras de la forma más eficiente posible. Pero esta división no
podía ser únicamente, físico espacial, porque requería de una complejidad que
iba mucho más allá, de la simple construcción de unas fortalezas para impedir
el paso físico del enemigo, sino que, implicaba, la constitución de instituciones
de gobierno, defensa, adiestramiento para la guerra y un sistema de vías
públicas que facilitara el intercambio seguro de bienes y servicios, al
interior de las mismas, y con las demás ciudades estados. Así mismo, una
sociedad compleja de este tipo, requería de una provisión de alimentos, agua
potable y saneamiento básico, que le permitiera, en una situación de guerra o calamidad publica, afrontar un sitio de varios
días o meses. Así, nace la noción de ordenamiento territorial, que perdura
hasta nuestros días.
Al interior
de las ciudades estados, brotaron otro tipo de conflictos, ya no por los
peligros de una invasión extranjera, sino por la ocupación del territorio dentro
de la misma comunidad. El surgimiento de una división política administrativa, dio
pie al advenimiento de una élite dominante, que demanda de equipamientos
especiales para el ejercicio del gobierno, la administración de la ciudad
estado y su defensa. Pero el gobierno y la defensa, requieren de un elemento
cohesionador, la religión y esta de establecimientos para el culto y una casta
sacerdotal. La defensa de la ciudad estado, también requiere de ingenieros que
se encarguen de la provisión de materiales de guerra, herramientas de trabajo,
el suministro y mantenimiento de los servicios públicos y la recreación. El
campo también demanda su propio ordenamiento, para el correcto suministro de alimentos
y vestidos de la sociedad, dando origen a otros estratos sociales. Estas elites
que, en principio, surgieron por razones de orden público, con el surgimiento
de la acumulación de la riqueza, fueron ocupando los mejores sitios de las
ciudades estados y vivían en residencias, muy diferentes a las del resto de la
población. Ya no se trataba de un ordenamiento territorial en función de la
defensa y seguridad de la ciudad estado, como tampoco, su mejor forma de administrarla, sino un orden social fundado en la riqueza y poder del individuo.
Así se
origina, a grandes saltos, el ordenamiento territorial y el urbanismo, casi
como lo conocemos hoy en día. Como se puede observar, desde sus inicios, estas
instituciones tienen un sesgo clasista, porque, precisamente, surgen para
impedir que las personas cultiven, construyan o habiten, en los sitios que no
le corresponde, de acuerdo a lo indicado por un sistema de gobierno y de clases
determinado.
Las ciudades
estadas y su ordenamiento, se crearon para la guerra, no para la paz. El urbanismo nace como el mecanismo más eficiente para mantener, dentro la
población, a cada uno en su lugar. Y este es el problema fundamental del
ordenamiento territorial y el urbanismo, hasta nuestros días: avenir una suma de intereses de
clases, dentro de una normatividad que persiga un orden justo.