Habíamos afirmado en una columna pasada que el alcalde William Dau Chamat era una buena razón para la acción. Que su forma de llegar al poder había llenado de esperanza a la mayoría de los sectores sociales y empresariales de la ciudad, así como de ilusión a las personas que hemos sido marginadas de la política local por la desigualdad existente en los mecanismos de acceder al poder y al gobierno.
Somos conscientes de que en octubre de 2019 elegimos a un candidato a la Alcaldía sin programa de gobierno y sin ningún tipo de experiencia administrativa y gerencial, y que este tipo de aventuras conlleva grandes riesgos. Pero la ceguera y el cinismo de la clase política cartagenera de postular candidatos a la primera magistratura de la ciudad, sin el más mínimo decoro, no dejó otra alternativa a la ciudadanía sino la de elegir a William Dau.
Debemos reconocer que el alcalde ha puesto todo su empeño en seleccionar a las mejores hojas de vida del país para conformar su gabinete y que lo ha hecho libre de toda forma de presión o chantaje de políticos, contratistas o financistas. Pero la verdad es que todos han fracasado.
Su lucha discursiva contra la corrupción y transparencia en el manejo de la Administración Pública no ha pasado de una morbosa diatriba mediática hecha con alguna periodicidad en sus redes sociales, con más preocupación por el rating de su propia imagen que por lograr el castigo de los corruptos e implementar verdaderos procesos y controles para acabar con la corrupción y la opacidad de la administración.
Los grandes temas de ciudad, como la recuperación económica del Distrito y el pleno empleo, el Plan de Ordenamiento Territorial, el Plan Especial de Manejo y Protección del Centro Histórico, el Plan Maestro de Drenajes Pluviales, la crisis de Transcaribe, la crisis de la Empresa de Desarrollo Urbano de Bolívar -Edurbe, el Macroproyecto del Cerro de la Popa, la reubicación del Mercado de Bazurto, la Central de Abastos, la Renovación Urbana de la Ciénaga de la Virgen, la Protección Costera, la recuperación ambiental de la Bahía de Cartagena y del Canal del Dique, la demolición del edificio Aquarela, el conflicto de los peajes del Corredor de Carga, el estado lamentable en que se encuentra la infraestructura vial y de la de educación y la salud pública, la restructuración administrativa de la Planta de Personal del Distrito, el Catastro Multipropósito y la recuperación de la cartera morosa del impuesto predial e industria y comercio son temas de los cuales muy poco se informa a la ciudadanía de sus avances. Es más: por lo poco que sabemos, conocemos que no van por buen camino.
Capítulo aparte requiere el deterioro constante de los indicadores de pobreza y desigualdad.
Uno de los tres únicos pilares del precario programa de gobierno del actual alcalde es “irrigar cantidades masivas de dinero en los sectores vulnerables de Cartagena” como «acciones a corto plazo, mientras se trabaja en la implementación de soluciones definitivas a los problemas de Cartagena”. No obstante, es preocupante que a estos sectores es a lo que peor les ha ido.
Los programas del Plan de Emergencia Social, Pedro Romero -PES – no se ejecutaron, prácticamente, en la vigencia 2020 y, en lo que va corrido del año, con los problemas de gobernabilidad que ha habido en este programa, la ejecución va a ser muy pobre. Los programas de la Línea Estratégica: Desarrollo Económico y empleabilidad, en su mayoría, aparecen en la Ejecución Presupuestal de Gastos, vigencia 2020, con cero pesos ejecutados. Los programas para Seguridad Alimentaria y Nutrición para la Superación de la Pobreza Extrema escasamente llegan al 30% de ejecución.
Lo doloroso de todo este episodio es que el señor Dau todavía sique con la mirada puesta en el pasado, para enervar su inactividad gerencial, que es la que no le ha permitido acometer las metas de su Plan de Desarrollo. La no implementación de una gestión y ejecución de recursos de forma eficiente, para que en el presupuesto no queden grandes saldos de apropiación, y la ausencia de una política de gestión de los tributos distritales son, en gran medida, las causantes de los pésimos indicadores económicos y de ejecución de metas sociales de esta Administración.
Lo que el Colectivo Somos Centro Histórico ha denunciado del no pago del impuesto predial en bienes raíces de alto valor catastral en el Centro Histórico de la ciudad es una constante que se repite en las zonas residenciales de alto estrato, así como en los lotes improductivos en la zona industrial de Mamonal, Zona Norte, Barú y Tierrabomba. Conocemos el caso de un lote en la zona industrial de Mamonal (que por razones de habeas data no podemos dar a conocer), con un avalúo de $21.961’220.000, que adeuda de predial $1.548’627.313; y otro, en la zona del Canal del Dique, cuyo avalúo es de $14.073’986.000, que adeuda $363’347.321.
¿Qué esfuerzo institucional demanda seleccionar mil predios con características similares y dictarles mandamiento de pago, a través de un proceso de cobro coactivo? Con ello se pueden recaudar más de $200 mil millones.
Por sensatez y por considerar que más oneroso puede resultar para Cartagena el remedio que la enfermedad, no hemos tomado partido en el movimiento de revocatoria del mandato al alcalde Dau. Mas, sin embargo, al escuchar la angustiosa y dolorosa denuncia de Adolfo Meisel Roca, rector de la Universidad del Norte, quizá la persona que más ha estudiado e investigado la ciudad, sobre el alarmante crecimiento de la pobreza multidimensional, la desigualdad, la falta de oportunidades y la pésima gestión administrativa y fiscal de la ciudad, hemos decidido esperar hasta el informe del primer semestre de gestión 2021 que la Administración debe rendir al Concejo Distrital y a la ciudadanía para tomar una decisión al respecto.
Lo estudiaremos y analizaremos, con mucho cuidado, frente a cada uno los temas de ciudad arriba señalados, y haremos los análisis respectivos, los cuales publicaremos debida y oportunamente.
Y si vemos que los indicadores de pobreza y desigualdad, como los de los demás temas de ciudad, tienden a empeorarse, elegiremos a Cartagena y respaldaremos la revocatoria del mandato del alcalde Dau.