El sueño de la dirigencia política, cívica y gremial de Magangué, en los
años 60, era verla convertida en una ciudad-región. De facto, lo era. Su
privilegiada ubicación geográfica y el atraso en vías de comunicación terrestre
que padecían, el Sur de Bolívar, del Magdalena, de Sucre y la Depresión
Momposina, le daban el monopolio comercial e institucional sobre las demás
ciudades de la región.
Los sueños comenzaron a marchitarse, con la perdida en la puja por la sede
de la capital del Departamento de Sucre y el impulso del Gobierno Nacional a
los caminos vecinales. Las vías terciarias que conectaron los sures de Bolívar
y Sucre con las principales troncales de Colombia, nos dieron la estocada
final.
A esta nueva realidad, se le sumó un relevo generacional en la dirigencia
política magangueleña, nefasta para la ciudad. Nos ilusionó sobremanera, ver
como jóvenes de la clase más privilegiada, ingresaban a la política, aun si
haber culminado sus estudios universitarios. Creíamos con toda certeza que este cambio, transformaría a la ciudad y le daría el impulso que, la envejecida
clase tradicional, había perdido.
Pero la sorpresa ha sido que esta clase dirigente, no ha tenido siquiera
un periodo de gracia: de las aulas de la universidad, a practicar todas las
formas posibles de corrupción política y administrativa, torciendo la mirada, a
los problemas más fundamentales para el desarrollo de Magangué.
El asunto se ha tornado tan grotesco, que acá en Cartagena, a los padres de
familia que sueñan con mandar a sus hijos a especializarse al extranjero, les
dicen que mejor los envíen a Magangué, para que
hagan el curso, y se vuelvan ricos en un corto tiempo.
A pesar de todo esto, la ciudad de manera espontánea, está jalonando la
economía de la región. La construcción del Puente Roncador ha trasformado el
ordenamiento territorial, no solo de Magangué y la depresión Momposina, sino de
los sures del Magdalena y Bolívar. Con la integración regional que el puente ha
logrado, Magangué se ha constituido el núcleo comercial e institucional de una
población de más de 700 mil habitantes, que se encuentra a menos de dos horas
de camino. Sin contar, con los núcleos urbanos de: San Pedro, Buenavista, Sincé
y Galeras.
Si la clase dirigente no entiende este fenómeno, continuaremos en el
subdesarrollo, la pobreza y el abandono, viendo como Mompós, se nos transforma
en la futura capital de un nuevo Departamento.
Para proyectar a Magangué como la ciudad que esté en capacidad de atender los bienes y servicios que, Mompós no puede prestar, debemos adecuar su ordenamiento territorial para este fin: usos del suelo adecuados, mejorar el perfil urbano, infraestructura de servicios públicos, atractivos a la inversión, etc. Pero, sobre todo, meternos en la cabeza, que Magangué tiene un centro turístico importante, que es Mompós.
Cualquier habitante de
Cartagena, que viva a más de 10 kilómetros de los lugares turísticos, emplea un
mayor tiempo para llegar, que un magangueleña, en ir a Mompós.