Un estrafalario con razón

 

 

Desgraciadamente, el alcalde William Dau tiene la razón. A Cartagena de Indias, la Ciudad Heroica, la más bella e importante de Colombia, se la han tirado los órganos de control del Estado. Desafortunadamente, el lenguaje y estilo obsceno del Burgomaestre, les han restado fuerzas a sus denuncias. 

No cabe duda, que la corrupción, se ha paseado por todas las dependencias del Distrito, en la más absoluta impunidad. Los órganos de control estatal, están al servicio de una clase política perversa y recalcitrante, que solo exige resultado e impulsa a estos órganos, cuando sus intereses mezquinos corren algún riesgo.

A Campo Elías Teherán (q.e.p.d), lo despojó de su cargo, verdad sabida y buena fe guardada, el Contralor General de la Nación de turno, a exigencia de un congresista de la ciudad; para luego, de forma póstuma, relevarlo de toda responsabilidad fiscal.

A Judith Pinedo, por exigencias de uno de sus contradictores políticos, se le ha seguido un proceso penalmuy mal estructurado, por cierto, y encarcelado en un sitio de reclusión. En cambio, en un hecho más vergonzante y dañino a la imagen de la ciudad, como el protagonizado por la Presidenta del Concejo Distrital, se le manda oronda para su casa

Los casos más escandalosos de corrupción en la ciudad, como lo son:  el de la excontralora Nubia Fontalvo y demás implicados, los edificios de los Quiroz, el edificio Acuarela, el saqueo al Fondo Distrital de Pensiones, etc, duermen un sueño profundo en los anaqueles de la justicia.

Nos han tomado el pelo, el Fiscal, Contralor y Procurador General de la Nación, en sendos shows mediáticos, fulminando órdenes de detención, imputación fiscal y pliego de cargos. Después, luego de pasado un tiempo, una vez se calman las aguas, se dejan en libertad a los imputados y engavetan los procesos fiscales y disciplinarios.

En vísperas al día de las elecciones para escoger alcalde de Cartagena (2020-2023), el señor exprocurador, Fernando Carrillo, en un circo publicitario sin precedentes, con tarima y atril, prometió resultados disciplinarios inmediatos en contra de dos de los candidatos a la alcaldía; entre ellos, el que mayor opción tenia de ganar el Palacio de la Aduana, en esos momentos.

Los resultados de esos procesos disciplinarios y de ese espectáculo circense, son bien conocidos por la ciudad. Solo sirvió para que el procurador Carrillo, fungiera como jefe de debate electoral y de hacernos elegir, quizá, el peor alcalde que hayamos tenido en las últimas décadas. Porque esos dos individuos, andan campantes como el Johnny Walker, paseándose por la ciudad y en las redes sociales.