Cartagena, desde todo punto de vista, especialmente, dentro de su ordenamiento territorial, ha sido una ciudad hecha para que funcionen los pilares fundamentales de su economía: el turismo, la industria, el comercio y el puerto.
Esta no ha sido una ciudad construida para la gente, como lo evoca la visión de su Plan de Ordenamiento Territorial, sino al ritmo de intereses de los poderosos sindicatos empresariales que, a través de fundaciones, centros de pensamientos, grupos de presión y medios de comunicación, hacen, direccionan y evalúan las políticas públicas.
Secundados por una clase política mediocre y corrupta que cede a todas las presiones y chantajes a cambio de que los poderosos sindicatos económicos no desvelen sus actos de corrupción o no evidencien con evaluaciones serias su pésima gestión.
Este pacto tácito entre políticos y actores económicos es lo que no ha permitido que la ciudad supere su atraso estructural, su pobreza y desigualdad.
Pero no vamos a plantear una ruptura entro lo público y lo privado, tan esencial en el desarrollo de los pueblos de países subdesarrollados, sino un nuevo pacto, donde los intereses de los grupos económicos se retroalimenten con las reivindicaciones sociales, propuestas de ciudad y viceversa. La ciudad se nos desmorona entre las manos, se nos escapa como un líquido ligero entre los dedos. La dispersión de intereses, sin un liderazgo que los morigere, va a dar al traste con una de las ciudades más bellas e importantes de Colombia y el mundo.
Sindicatos económicos poderosos, presionando decisiones judiciales para destruir el urbanismo de la ciudad; una Administración Distrital apática, apátrida e incompetente, que no sabe ni se percata para dónde va la ciudad; rapaces empresarios apoderándose de lo público, de vías, destruyendo el patrimonio cultural, los manglares y rellenando los cuerpos de agua y la Bahía de Cartagena misma.
El Producto Interno Bruto- PIB – que genera la ciudad no llega a la inmensa mayoría de los cartageneros, ni de forma directa, a través de los impuestos, porque una gran mayoría no pagan o evaden los impuestos de predial e industria y comercio (leer ‘Un Crédito Innecesario´’); como tampoco de forma indirecta, mediante el aprovechamiento sus externalidades positivas, porque la Secretaría de Hacienda Distrital no ha sido capaz de implementar los programas del Plan de Desarrollo Salvemos Juntos a Cartagena-2020-2023: ‘Desarrollo Económico y Empleabilidad’, ‘Empleo Inclusivo Para Los Jóvenes’, los encadenamientos productivos ‘Cartagena Facilita el Emprendimiento: Zonas de Aglomeración Productiva y Cartagena Destino de Inversión’.
Siendo, tal vez, de todos estos programas, el más importante, el de encadenamientos productivos, por la magnitud de los sectores turístico e industrial de la ciudad.
Los encadenamientos productivos son la herramienta que nos puede permitir sitiarnos en un lugar preferente en la competitividad global y regional, así como disminuir la brecha en la desigualdad y falta de oportunidades en la población cartagenera. Porque este mecanismo incluye un conjunto de actores económicos asociados en la cadena de valor de un producto que, mediante sinergias, interactúan entre sí para obtener beneficios.
Los demás programas que trae el Plan de Desarrollo, enumerados anteriormente, dependen casi que exclusivamente de lo que se haga en materia de encadenamientos productivos.
Los resultados, a falta de 21 meses para terminar esta Administración. son vergonzosos.
Informe de Gestión de la Secretaria de Hacienda al Concejo Distrital, a 31 de diciembre de 2021
Es decir que, en la práctica, no hemos hecho nada, aparte de contratar un estudio e implementar un software.
A través de este instrumento económico es como podríamos aliviar la gran desigualdad e informalidad laboral que ocasiona el turismo.
Los operadores turísticos deben encadenar sus ciclos productivos con comunidades marginadas y faltas de oportunidades. No es posible que las grandes cadenas hoteleras y resorts no puedan capacitar y organizar a estas comunidades para tercerizar el servicio de aseo, de lavado de ropas de cama, la atención a sus usuarios en las playas y el suministro de algunas verduras y frutas tropicale
De igual forma, las empresas localizadas en Mamonal deben encadenar sus productos para que micro y pequeñas empresas entren en su cadena de producción, sobre todo las de aquellas comunidades que estas mismas empresas han engullido, como Pasacaballos, El Bosque y Albornoz.
Para poder romper este concubinato nefasto entre políticos y empresarios debemos constituir un Equipo Cartagena, conformado por todos los estamentos sociales que no solo tengan vocación política de poder sino que estén altamente capacitados para formular y evaluar las políticas públicas de la ciudad.
Proponemos que creemos el movimiento cívico y social ‘Cartagena en Serio’.