Las pensiones y el próximo presidente de Colombia

 

Qué maravilloso que el debate electoral para elegir presidente no esté centrado en la guerrilla, o en el castrochavismo, sino en temas sociales muchos más trascendentales para la sostenibilidad política y económica del país.

Agustín Leal

La transformación social y económica de Colombia tenemos que abordarla sin ambages en este debate político para poder escoger a la persona digna, capaz y pragmática que inserte al país en el club de las naciones desarrolladas.

No es tiempo para miedos ni para renacer el discurso macartista de gran parte del siglo pasado, entre izquierda y derecha.

La izquierda debe dejar, de una vez por todas, las ideas trasnochadas de la estatalización de la economía que tanto daño ha hecho a esa clase desvalida que han querido proteger. La derecha, por su parte, debe estar a la altura de las circunstancias especiales que vive el país, de acumulación de riqueza, hambre, desempleo y desigualdad de todo tipo, siendo la de género, en materia pensional, una de las más execrables.

El enroque conservador que ha vivido la derecha desde la década de los 80´s del siglo pasado, con el advenimiento del neoliberalismo, le ha obnubilado el entendimiento y no ha podido comprender la realpolitik que se vive en tiempos tan agitados y cambiantes, permitiendo que esta casta política se aferre, más y más a unos privilegios sociales y económicos insostenibles desde todo punto de vista.

Estos privilegios han hecho que muchas banderas del liberalismo económico, que tanto caracterizó a la derecha, hoy sean de propiedad de la izquierda.

Cuando el fantasma del comunismo recorría Europa, en Alemania, uno de los gobiernos más reaccionaros, imperialistas, autocráticos y de derecha, como el de Otto Von Bismarck, ante el avance de las ideas socialistas y su arraigo dentro de la clase obrera alemana, optó por hacer profundas reformas sociales y laborales para cortarle el paso a esta ideología. Y es aquí cuando se implementa por primera vez en Europa y el mundo un incipiente estado de bienestar, inaugurado con un sistema de pensiones para la clase obrera alemana basado en el reparto simple (sistema bismarkiano)

A los liberales por esencia nos entristece que sea el candidato de la izquierda, Gustavo Petro, quien funja como el más liberal de los aspirantes a la Presidencia de la Republica, y quien haya puesto el dedo en la llaga del sistema de pensiones colombiano.

Estamos seguros que Alfonso López Pumarejo, Carlos Lleras Restrepo, Luis Carlos Galán y otros ilustres miembros del Partido Liberal Colombiano estuvieran proponiendo reformas a este sistema, mucho más realistas y eficaces que las que pregona la izquierda.

Estos ilustres liberales no estuvieran haciendo cálculos de cuánto se afectarían sus campañas políticas si tocaran a los poderosos fondos de pensiones, sino mirando serenamente las vicisitudes de quienes aspiramos a una pensión de vejez.

Los fondos privados de pensiones, tal y como fueron concebidos en la década de los 90´s, bajo el régimen de Pinochet, nacieron y murieron en Chile. Sus reformas fueron y son insoslayables en todos los países del mundo donde se adoptaron.

Las reformas al régimen pensional que pregona el candidato Petro no es obra de su creatividad, ni de su inmenso amor por el pueblo, sino el resultado de unos cambios que se vienen impulsando desde hace décadas, primeramente por el Banco Mundial (1994-2008), y luego por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico -OCDE (2017).

Del modelo del Banco Mundial 2008 (Tomado de, Mercer CFA Institute Global Pension Index 2021*. Hemos tratado de no tomar estudios nacionales sobre el sistema de pensiones, para evitarnos sesgos ideológicos o de los grupos de interés.

Sus Cuatro Pilares:

Pilar Cero: Una pensión básica no contributiva provenientes de las finanzas públicas que pueden ser universales o sujetas a verificación de recursos.

Primer Pilar: Un plan de pensión público obligatorio que es de gestión pública con aportaciones vinculadas al salario.

Segundo Pilar: Contribución definida obligatoria. Planes de pensiones, totalmente capitalizados con activos financieros.

Tercer Pilar: Plan de retiro, compuesto por provisiones voluntarias y del fondo, estructurado para compensar cualquier brecha en el sistema.

Cuarto Pilar: Un sistema informal y voluntario, intrafamiliar, con acceso a una gama de activos financieros y no financieros, que también busca el acceso digno a la salud y vivienda.

En contraste, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos- OCDE (2017) adoptó tres sistemas, a saber:

• Tier 1 – A universal or targeted pension

• Tier 2 – A mandatory savings system, provided by

either the public or private sector

• Tier 3 – A voluntary savings system in the private sector

Un primer nivel, como un sistema universal de pensiones focalizado; un segundo nivel de ahorro obligatorio, ya sea de carácter público o privado; y, por último, un sistema voluntario de pensiones de carácter privado.

Estos son, en términos generales, los sistemas que operan en el mundo, con algunas variables atípicas, como lo son los de Islandia, Suecia y Holanda, que ocupan los primeros lugares en Suficiencia, Sustentabilidad e Integridad, que son los indicadores que, a nivel global, se utilizan para calificar estos regímenes.

La Suficiencia está referida a si el sistema puede garantizar el retiro del cotizante; la Sustentabilidad a la permanencia en el tiempo, y la Integridad al buen gobierno y la transparencia del sistema.  

En lo que coinciden todos los sistemas de pensiones en el mundo, incluyendo aquellos atípicos, es que debe haber un sistema solidario de una pensión mínima universal, que generalmente se mide por encima de la línea de pobreza.

Esto es lo que no ha podido entender la derecha colombiana: que sea cual sea la fuente de recursos, para sostener la democracia se hace necesario que se implemente, paralelo a cualquier sistema que se adopte, un régimen que garantice una pensión mínima de vejez a todos los colombianos.

Desde luego que nos oponemos a cualquier forma de estatización del sistema de pensiones. No compartimos esos vientos populistas que pretenden volver al viejo sistema del Fondo Nacional del Ahorro, o cualquier otro mecanismo que pertenezca de una forma u otra a la contabilidad del estado.

Existen formas mixtas, como las que se han implementado en los Países Bajos o en Suecia, que bien pueden ser compatibles con nuestra economía.

Si la derecha colombiana no es capaz de presentarle a sus electores una reforma seria al sistema de pensiones, que incluya una pensión universal por encima de la línea de pobreza, pierde estas elecciones.

Nuestro sistema de pensiones no es el peor del mundo, pero requiere de ajustes que pasen por adoptar la pensión universal y desmontar, de una forma racional y técnica, los Fondos de Pensiones, tal y como fueron concebidos al estilo Pinochet.

Este es nuestro puesto en el ranking mundial, de 43 sistemas comparados:

Ocupamos el puesto 25 de 43 países estudiados, y las principales recomendaciones son:

Como quiera que se toman los programas de Beneficios Económicos Periódicos, como Familias en acción, Ingreso Solidario y la Devolución del IVA, como si fuese un sistema universal de pensiones, se recomienda que se incrementen.

Además, se debe aumentar el ahorro de los hogares, aumentar la cobertura de aportantes al sistema y aumentar los activos de respaldo.

Igualmente, deben aumentarse los rangos de edad pensional y ajustar la normatividad civil, para que, en los divorcios, las parejas estén en igualdad de condiciones.

Calificación en el ranking:

(*) Mercer CFA Institute Global Pension Index, Pension reform in challenging times (2021)