Hace un tiempo, escribimos para Prensa Nueva una columna, MAGANGUE: UNA
CIUDAD CON FUTURO, A PESAR DE SU DIRIGENCIA, y en ella plasmamos las
diferencias de los sueños colectivos de la clase política de los años de 1960 y
las individualidades mezquinas de las nuevas generaciones políticas que tienen
un gran compromiso con el atraso y la pérdida del otrora liderazgo regional de
Magangué.
Hoy, todavía con ese sabor nostálgico en mis labios, de esa gran dirigencia
cívica y política que tanto bien nos hizo, con un frio pragmatismo político,
abordamos la realidad electoral actual y decidimos a quién respaldar, desde
esta tribuna, a la Gobernación del Departamento y a la Alcaldía Municipal.
Es cierto que ha habido políticos de la nueva generación que nos
avergüenzan, y otros que son innombrables por sus actuaciones por fuera del
orden jurídico, pero para gracia nuestra, hay excepciones; una de ellas es, Yamilito
Arana Padaui, un hijo de esta tierra, proveniente de una las familias que nunca
ha abandonado esta ciudad en los peores estadios de su historia; que siempre han
respaldado el cambio y a los candidatos progresistas a la alcaldía de Magangué,
y que a consta del riesgo de sus propias vidas, han desafiado los momentos más
críticos de la democracia local.
Yamilito Arana es un joven político con un futuro prometedor, que nos puede
volver a colocar en los lugares de importancia que tuvo la dirigencia política
magangueleño en el contexto nacional. A su corta edad y trayectoria política,
conquistó con su aspiración a la gobernación, al pueblo bolivarense y a la
clase política departamental, quienes no lo ven como un político, sino como un
hijo.
Para el caso de Cartagena, ciudad donde residimos desde hace ya casi 20
años, su candidatura abierta, sin pesadas comitivas políticas, le ha permitido
compenetrarse con los sectores populares, puerta a puerta, tomando la mano de
sus gentes.
Pero sabemos que Magangué es una ciudad, políticamente compleja. De ella
hemos dicho, que al igual que Jerusalén, es
una ciudad que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados.
Basta con examinar libra por libra, a los candidatos a la alcaldía que se
han enfrentado en los últimos 30 años, y a quiénes han escogido como alcalde,
para alcanzar a dimensionar la magnitud del problema y el origen de los males
de nuestra ciudad.
La primera vez que un magangueleño aspiró a la Gobernación del
Departamento, todos creíamos que su rival no iba a sacar un solo voto en esta
tierra, pero por la acción de una clase política apátrida, alcanzó el 40 % de
los votos totales consignados para la Gobernación.
Esto no puede volver a suceder, los grandes proyectos que requiere Magangué
para superar el atraso vergonzoso en donde nos encontramos y recuperar el
liderazgo regional que hemos perdido, sin decirnos mentiras, depende de un buen
gobernador, que tenga el liderazgo y la solidez política necesaria para
canalizar los recursos presupuestales y de regalías nacionales, hacia los
proyectos que la ciudad requiere, para que los magangueleñ@s volvamos a soñar.
Creemos, por al arraigo de su familia en la ciudad, por su juventud y su
futuro político, que Yamilito Arana, es la persona adecuada para sacarnos de la
postración y el olvido.
¿A dónde podrá esconderse él y su familia, de los compromisos adquiridos en
su campaña, si todos sabemos, dónde en la ciudad pasan la mayor parte de sus
vidas?
Pero todo buen gobernador necesita de un alcalde eficiente, comprometido
con la ciudad y buen ejecutor.
He aquí el dilema.
Nuevamente la ciudad se fracciona, los movimientos progresistas que
lucharon unidos por una causa presidencial, no fueron capaces de doblegar sus
egos, de actuar con pragmatismo político y escoger a un mejor y único
candidato, para oponerlo a su más visible rival.
Esta pugna, no puede ser óbice para poner en riesgo la oportunidad más tangible
que hemos tenido en más de 30 años, de volver a tener un gobernador.
Como en el Julio Cesar de William Shakespeare, La culpa, mi querido Bruto no está en nuestras estrellas, sino en
nosotros mismos que consentimos en ser inferiores
No busquen la culpa en Pedro Ali, ni en su familia, sino en ustedes mismos
que han sido inferior al momento histórico, a una oportunidad legitima y clara
de tener una alcaldía.
De Pedro Ali pueden decir lo que quieran, pero de que hace, hace y de que
ejecuta, ejecuta. ¿Y quién se atreve a discutirle su liderazgo en los barrios
populares y corregimientos de Magangué?